Elegí algún momento.
Un instante en el que hayas tenido la certeza de felicidad.
De saberte plena. De saberte en el lugar y la compañía deseadas.
Bautizá ese momento.
No es suficiente recordarlo con la memoria. Tenés que recordarlo con los sentidos.
Sentilo en la piel. Olelo. Bañate con esas sensaciones.
Vestite con ese recuerdo.
Lo real es lo que sentimos.
No hay nada más real que eso.
Y nada más hermoso que saberse capaz de amar.
Si hay un otro que no siente, o que no se compromete con lo que siente, el problema es del otro. La incapacidad de sentir será su carga. No la tuya.
Atesorá ese momento y ese conocimiento.
Saberse capaz de amar es más de lo que muchos pueden decir de si mismos.
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