Esta vez vino en forma de idea.
No una brillante idea, no. Más bien una idea taladrante. Reeditada y acosadora idea.
Ya le dije que se fuera, si. Pero no me hace caso.
Si, ya le dije que no la voy a escuchar, que no la voy a mirar y que la voy a ignorar hasta que se vaya.
Ya se lo dije mil veces. Pero nada. Viste como es. Persistente. Insoportable.
Me dice que tiene todo el tiempo del mundo. Que no se va. Y que si se va vuelve, porque claro, no deja de ser el mismo muerto vivo reeditado de siempre en versión reciclada que esta vez vino con fuerza. Vino potenciada. Porque vos dirás, al fin y al cabo, qué puede importarte una ideíta más una ideíta menos dando vueltas por ahí. Y yo diré que claro, que tenés razón. Salvo que esta vez mi muerto vivo volvió con convicción. Ya no algo tenue, una cosa solapada en colores pasteles. Volvió fluor. Volvió titilante. Volvió con ganas.
Anoche tuve una noche exiliada. Estaba de madrugada esperando en la orilla y sin animarme a nadar ese río, entre tantos autos y tantos buitres revoloteando lento buscando presas, y la escuché clarito. Me gritaba muy fuerte. Me insistía. No me dejaba en paz.
Alguna vez te bañaste de noche en el río?
Las luces, la luna, y hasta los ruidos se reflejan en la superficie y meterse debajo del agua es meterse arriba del cielo.
No te voy a mentir, a veces me tienta escucharla. Aunque sea para que se vaya.
Como anoche.
Pero al final siempre ganan las ganas.
A veces los dibujos se manchan, y se rompen, se mojan, y salen mal. Como todo.
Y aunque nunca pueda desterrarla seguiré reciclando manchones rojos en grietas de la pared, y borrones en rostros enigmáticos.
Que otra cosa se puede hacer sino seguir dibujando?
Anoche tuve una noche exiliada. Estaba de madrugada esperando en la orilla y sin animarme a nadar ese río, entre tantos autos y tantos buitres revoloteando lento buscando presas, y la escuché clarito. Me gritaba muy fuerte. Me insistía. No me dejaba en paz.
Alguna vez te bañaste de noche en el río?
Las luces, la luna, y hasta los ruidos se reflejan en la superficie y meterse debajo del agua es meterse arriba del cielo.
No te voy a mentir, a veces me tienta escucharla. Aunque sea para que se vaya.
Como anoche.
Pero al final siempre ganan las ganas.
A veces los dibujos se manchan, y se rompen, se mojan, y salen mal. Como todo.
Y aunque nunca pueda desterrarla seguiré reciclando manchones rojos en grietas de la pared, y borrones en rostros enigmáticos.
Que otra cosa se puede hacer sino seguir dibujando?
2 comentarios:
Seguí dibujando y seguí escribiendo que te sale muy bien! Me gustó mucho este texto. Gracias por regalarnos cada tanto un poquito de tu talento. No dejes de hacerlo.
Gracias! Seguiremos.
Que otra cosa se puede hacer sino seguir dibujando?
:)
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