Anclas que me sostienen en tierra, que se oponen al vuelo sin norte y sin rumbo al que me arrastra la corriente.
Sin embargo... No puedo ya tocar tierra...
No puedo evitar este vuelo errante.
Y veo ahora desde el aire levitar mis anclas.
Me concentro en los giros erraticos de un trompo que me habla de que no hay despertar posible de la realidad.
Busco anclas que me afirmen, complices y testigos que me confirmen que el sueño se ha vuelto realidad en el momento preciso de despertar en esta fantasía.
Cultivo momentos a los cuales recurrir cuando la fantasía y la realidad empiecen otra vez a tomar los mismos colores.
Necesito un ancla.
Necesito marcar un camino de vuelta para cuando los sueños sean mi unica realidad.
Me estoy quedando sin tierra.
Los que antes me hacian bajar ahora vuelan lejos.
Será que debo seguirlos.
Será que debo dejarlos ir.
Será que debo aprender a ser mi propio ancla.